lunes, 17 de enero de 2011

La Bien Querida en México (El Imperial y Centro Cultural de España) - Mayo 2010

Todo fue tan rápido que apenas nos dimos cuenta. La historia todos la conocen: un día Ana se compró una guitarra y colgó sus maquetas en Myspace. Romancero nació y brilló en España, tanto así que sus destellos se alcanzaban a divisar desde aquí, al otro lado del Atlántico. El siguiente paso se veía venir, aunque llegó con una velocidad notable, si consideramos su nivel de independencia: La Bien Querida en México. Así, sin previo aviso, y tan sorpresivo como cuando tu billete de lotería ha salido premiado.

Dentro de tres semanas Ana y su guitarra (y David, por supuesto) estarían cantándonos de frente y tan cerca que casi podríamos adivinar la procedencia de la tela en su vestido ¿Hacía falta una mejor noticia? Tal vez no, pero para fortuna de muchos, la hubo: Ana vendría montada en el singular paquidermo que más de un mexicano había soñado con ver de cerca (o ver sus discos editados en México) antes de morir.

A pesar de la venturosa vocación internacionalista de Luis Calvo y compañía, tuvieron que pasar más de veinte años para ver nacer a Elefant Records México. El mejor intento fue un recopilatorio que el sello Suave editó en 2002, pero que lastimosamente quedó lejos de mostrar y de abrir las brechas que en otro lugar y en otro momento había logrado Elefant. Las primeras joyas de la nueva generación independiente revolucionaron la península. En México, murmullos y rumores pop nos hicieron levantar la mirada, pues aquello no se trataba de un espejismo. Elefant era un sello del que brotaba una dulzura y una pasión auténticas, y para el momento en que nos estábamos dando cuenta, ya no existía duda sobre ello.

Nos hallamos en pleno 2010 y la duda sigue sin existir. La Bien Querida es la prueba viviente, pues al margen de lo bueno o malo que se pueda decir en España acerca de la producción en Romancero (y de la nostalgia que provoca la era de las maquetas), aquí ha movido las fibras de cada corazón que se ha puesto en su camino. Sólo hace falta mirar la cara de Ana al escuchar a la gente cantando sus temas durante la fiesta de inauguración de Elefant Records México en D.F. Ningún alma (y vaya que el sitio estaba copado de ellas) estaba ahí por obra del azar.

El diminuto escenario teatral de El Imperial Club abrió su telón para dar paso a lo que antes no eran más que sombras. Sí, es verdad que La Bien Querida fue invitada a telonear los conciertos de Julieta Venegas en D.F. y Monterrey. Pero lo de hoy es tan íntimo y cercano que hasta los guitarrazos punk de David –amagando con perder el control de un momento a otro- son como para decirse al oído.

Uno, dos, tres, cuatro y más canciones de amor. Ana deshoja la margarita sobre la pista que fondea su show acústico, que los pétalos pares son un “me quiere” y los demás, todo lo contrario. Antes de lo previsto, la flor se ha quedado sin hojas y David huye sin dejar rastro, dejándole el protagonismo a Ana para que pueda despedirse. Frente a ellos reina la consternación, pues todos apostarían a que tras el encore vendrían poesías como Ya no, Golpe de estado y Siete medidas de seguridad.

Pero no, esto no es un encore. La Bien Querida se ve obligada a improvisar ante la insistencia mexicana: algo de Carlos Berlanga o quizás una canción del próximo disco –venga David, toquemos algo de lo tuyo- y así fue. Sin embargo, el epílogo no fue suficiente para saciar la sed del público, donde incluso, una voz aislada sugirió un tributo a Joe Crepúsculo.
C’est fini. Un instante precioso que a muchos ha dejado con ganas de más. El sitio se desahoga rápidamente, pues en martes pocos se dan el lujo de una gran fiesta. Los españoles bajan a convivir con los que quedan, brindar con una cerveza y bailar al ritmo de lo que pone Luis Calvo. Ésta es la fiesta de Elefant y una probadita de lo que está por venir. Buen pop, hermosos discos y la aparición de la República Mexicana en la geografía del elefante independiente, la ilusión de muchos que se ha vuelto realidad.
Luis Calvo y Montse Santalla. Las mentes y manos detrás de Elefant
Ana Fernández


David Rodríguez



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