Déjame a solas con el piano
Memo Aguilar
lunes, 7 de marzo de 2011
Acosador de medianoche (episodio no.2) - Alexico
lunes, 17 de enero de 2011
La Bien Querida en México (El Imperial y Centro Cultural de España) - Mayo 2010
C’est fini. Un instante precioso que a muchos ha dejado con ganas de más. El sitio se desahoga rápidamente, pues en martes pocos se dan el lujo de una gran fiesta. Los españoles bajan a convivir con los que quedan, brindar con una cerveza y bailar al ritmo de lo que pone Luis Calvo. Ésta es la fiesta de Elefant y una probadita de lo que está por venir. Buen pop, hermosos discos y la aparición de la República Mexicana en la geografía del elefante independiente, la ilusión de muchos que se ha vuelto realidad.
viernes, 21 de mayo de 2010
Beach House / Ciudad de México / 13.05.2010
Después de la tediosa presentación de una banda telonera cuyo nombre y propuesta nadie acierta a recordar, suenan cinco minutos de andrógina dulzura que empapan al respetable y de golpe le refrescan la memoria. Cinco minutos para que la gente recuerde que está aquí para disfrutar la llovizna bajo techo que Beach House viene a ofrecer en su primera cita con la Ciudad de México.El click es inmediato. Nadie puede despegar un ojo del escenario porque la aplastante personalidad de Victoria no está dispuesta a permitirlo. Medias de red, melena tremendamente alborotada y maquillaje que no necesita de espejos. El marco perfecto para despistar, pues la atípica voz de la francesa de Baltimore ya la hace profundamente atractiva.
Sentado a su derecha está Alex, sereno como quien no tiene nada que temer. Con los ojos cerrados y la sonrisa en la boca, levanta la cara para bañarse de luz, a veces verde, a veces roja, a veces azul y a veces solamente luz. Tiene un semblante de esfuerzo, pero no de un esfuerzo sufrido, sino esfuerzo de alguien que entrega el cuerpo y el alma en cada nota. Alex no es un virtuoso, ni necesita serlo. Su talento se escucha y se respira en cada riff que ha tocado esta noche. El público en el Lunario lo sabe perfectamente.
Así navegan en el barco que ha zarpado de su casa en la playa. Victoria y la finura de sus dedos mueven el timón encarnado en órgano y Alex viaja descalzo: cómodo y elegante. Por momentos la lluvia bajo techo arrecia y a ambos se les nota: él se pone de pie y ella encorva la espalda, amagando con perder el control. Temas como Norway, Heart of Chambers, Used to be y Zebra aparecen y los sonidos nacientes de la garganta de Legrand parecen naufragar en una enorme tormenta de voces. La tormenta dulce, armónica y etérea que ellos mismos están provocado.
Silencio en el escenario. Victoria dibuja en el aire un corazón de considerable tamaño, lo arroja a su público y entonces sonríe. Euforia entre los destinatarios. Parece que todo está bajo control.
Suenan los acordes de Take Care y los fanáticos de Teen Dream predicen lo que el gesto significa: la despedida. El dueto se esfuma del escenario y las atmósferas luminosas que los acompañaron durante la velada también. Entre tinieblas y con instrumentos abandonados en el escenario, el respetable se vuelve a jactar de conocer el futuro inmediato; contiene la respiración y mira con expectante excitación hacia el frente. Beach House no se hace del rogar y la pícara sonrisa de Victoria hace acto de presencia. Camina lentamente y toma la ruta más larga hasta su lugar, como una novia tímida que sabe que tiene que irse, pero no quiere hacerlo sin haberse despedido una vez más.
La energía que se había quedado guardada unos minutos antes, ahora se libera con los acordes de 10 Mile Stereo. Así como ella, el público sabe que quedan pocos instantes antes de que la embarcación termine su viaje. De vuelta al silencio en el escenario y a la euforia frente a él. Ahora sí se encienden las luces, iluminando a todo el mundo como el sol que clausura la llovizna, el sol que todo el tiempo estuvo ahí.
Victoria -quien vuelve a regalar una sonrisa- y Alex -quien nunca dejó de hacerlo- dan media vuelta y salen por la izquierda sin mirar atrás. Como la novia que mira su reloj y sabe que no queda más tiempo para seguirse despidiendo.
domingo, 28 de febrero de 2010
Déjame a solas con el piano.
Déjame a solas con el piano. Ese es el nombre.
Que chinga tan cabrona.
Si los felices papis son una pareja de altos vuelos culturales se inspiran en canciones, libros o autores.
Y a veces la chinga no suele estar menos cabrona.
Los enamorados luego ponen el nombre de quien fuese el amor imposible de la secundaria. A costa de los riesgos...
Déjame a solas con el piano. Ese es el nombre del proyecto de un servidor que tengo que parir tarde o temprano. Mientra el día decide llegar, así se llamará la columna musical de este blog. Sé que no soy ningún experto en música. Sé que los puristas se van a enfadar conmigo y me van a tirar mucha mierda por las cosas que aquí escribiré en el futuro.
Pero éste es mi blog y en él puedo escribir de chancros si así lo deseo.
Pero será de música. La música que a mi me gusta, como alguna vez lo escribió @marinhoaguilar
La crítica y el diálogo están abiertos, así que quien guste aportar, tome la libertad de sentirse como en su blog =)
Déjame a solas con el piano son las cosas que escucho. Lo que siento cuando escucho. Lo que escucho cuando siento. Es el diálogo íntimo entre quien dice algo y espera que alguien le responda del otro lado de los audífonos con la misma intensidad.
Ésto es Déjame a solas con el piano en Si lo rompes me lo pagas. La columna de la música que me gusta en el blog de los imperativos y las advertencias.
FIN
P.D. No sé tocar el piano, pero cómo me gustaría hacerlo...
Lo que me desespera (y seguro a ti también) Segunda parte.
1. Faltaban 6 horas para elegir el area de especialización en la carrera. Decidí no dormir hasta haber elegido porque no quería despertar con la duda rondando mi hermosa cabeza. Y sí, terminó siendo Producción Audiovisual =) a pesar de también haber elegido una materia de Publicidad. ¡Así que súbanse las medias productores del mundo, que ahí les va este güey!
2. Sobre el conflicto Vergara-Morales y el escudo del Guadalajara. Jorge Vergara perdió hace un par de semanas ante una instancia judicial el derecho a explotar comercialmente la marca Chivas y su escudo. Muchos han quedado confundidos ante lo anterior, por lo cual debe de quedar claro que Jorge Vergara sigue siendo dueño del Club Deportivo Guadalajara, simplemente el derecho de explotar la marca ha pasado a manos de la Asociación Civil.
En otras palabras, es un lío enorme. Pero para muchos de los románticos como yo, significa el primer paso para que el escudo vuelva a la normalidad.
Por lo de Ramón, el hecho de que el equipo tenga el mejor arranque en la historia del fútbol mexicano con 8 victorias de inicio no quiere decir que nos hayamos olvidado de la canallada que la directiva hizo con el capitán. Ramón es desde hace mucho una leyenda que se entregó por los colores y eso nos consta a más de uno. En la roja sangre y los blancos huesos de todos nosotros ya hay un lugar especial para él, vaya a donde vaya.
3. Twitter, messenger y las moscas siguen siendo un incordio a la hora en que uno hace cualquier cosa. Pero ese es precisamente el dilema naciente en varias de mis clases en la FCPyS. Estas herramientas (hablamos de twitter y sus primos, olvídense de messenger y las moscas) pueden volvernos increíblemente eficientes en todo lo que hacemos. Sólo basta con poner verdadera atención y ser selectivos (en el buen sentido) a la hora de seguir gente. ¡Te asombrarás de lo poderoso que puedes llegar a ser!
Basta de inserciones. Ya me he vuelto asquerosamente rico la semana pasada.
4. Con lo de México y sus líos.... hijole, no quiero hacer corajes ahorita. Mejor luego.
martes, 19 de enero de 2010
Lo que me desespera (y seguro a tí también)
Espero que lean todo el post, si no lo hacen lloraré como nena y volveré a dejar de escribir.
Estoy escuchando el Closer de Joy Division. Fue una mala elección para salir a correr. Tantos acordes menores y disonancias en la voz de Ian Curtis me hicieron sentir que había corrido toda la mañana cuando sólo le había dado una vuelta al circuito, además de hacer sudar mis oídos como caldo de cruda dominguera (o quizás eso fue por el gorrito de ladrón que me llevé para el ‘frío’).
Pero como no me gusta dejar las cosas a medias, heme aquí sentado con Twenty Four Hours, intentando recuperar el cariño de mi blog abandonado y escribir acerca de las cosas que me desesperan. Prometo ser breve, porque me desespera hablar de las cosas que me desesperan.
1. Me desespera que dentro de tres días necesito escoger la especialidad en mi carrera, y cada minuto que pasa me siento más confundido.(Para los lectores fuera de contexto, estudio Ciencias de la Comunicación, y no por no saber qué otra cosa estudiar, como dicta el cliché universitario).
¿Producción Audiovisual? ¿Publicidad? Juro que si pudiera, tomaría ambas junto con Periodismo y Comunicación Política (la neta Comunicación Organizacional –que es algo así como comunicación corporativa, o lo que hacen en departamentos de comunicación social- siempre estuvo descartada) Desde el inicio de mi carrera quería entrarle a la Produción, pero ahora las materias de Publicidad están de coquetas. Si algún compañero, colega que esté ejerciendo, o público en general tiene una opinión o experiencia que compartir, le estaría infinitamente agradecido.
El equipo comenzó el año jugando bien, así que por lo pronto no pondré la otra cosa que me desespera con el Guadalajara. Espero de verdad que sigan jugando con esa intensidad =D
4. Me desespera que el país esté hundido en situaciones tan difíciles siendo manejadas por gente tan cínica como incompetente.
Y me desespera un poquito más lo que hay en ambas caras de esa moneda de diez pesos. Por un lado los mexicanos que bajo el simbolismo de haber terminado la primera década del siglo con el país envuelto en una severa crisis social, pretenden levantarse en armas y derrocar al ‘régimen’ a patadas voladoras. Por el otro lado, los mexicanos que ya han amoldado sus nalgas en el sofá mirando el Teletón o La Academia. Miran la vida pasar y creen que están bien así como están, sin exigir nada a los contenidos de los medios, sin exigir nada a los servidores públicos y SIN EXIGIRSE NADA A SÍ MISMOS.
No es que yo sea un mexicano ejemplar, pero sí considero que ambas clases de mexicanos están en lo incorrecto. Los primeros quieren generar una revolución en la que se perdería mucho más de lo que se ganase –como ya se experimentó hace 100 años-, mientras los segundos sigan en su letargo, los primeros no harán más que darle de craneazos (sí, con el cráneo) a la Muralla China. Tarea: la revolución del despertar intelectual. La labor comienza en las manos y las lenguas de los mexicanos que ya se dieron cuenta de que las injusticias no son pura cortesía de la vida. Abrir los ojos y despabilar a todos los que no se han dado cuenta (y también a los que no tienen la oportunidad de darse cuenta) de la gravedad de lo que sucede a su alrededor. Lo más importante: involucrarse con la vida y el acontecer político en todos los niveles. No es posible que alguien se atreva a quejarse del gobierno, y al mismo tiempo quiera deslindarse de mantenerse informado respecto a la agenda política nacional con la excusa de que ‘le aburre la política’ o porque ‘todos los políticos son iguales’
domingo, 30 de agosto de 2009
<Él es un artista> o [De Millicent percibiendo los instantes]
Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Ciencias de
Publicidad
Aguilar Montes de Oca Guillermo
No suelo ser muy bueno para percibir. Hasta “distraído” se atreven a llamarme algunos [Auti, me dicen los más llevados –ajá, por autista-] Y sí, a lo mejor algo me saben. Aunque pensándolo bien, sí sé percibir. La cosa es que se trata de cosas que percibo y disfruto durante un instante <¡Ájale!> un solo instante.
Las saboreo, las disfruto y las inserto en los poros de mi piel. Se siente bien. Luego de que el instante ha sucedido, es como si sufriera una reconexión al mundo terrenal. Regreso a hacer la tarea, a avanzar cuando el semáforo se ha puesto verde, a ponerle atención a la maestra, a pagar en la caja mi asquerosa comida rápida, o a tratar de hallarle utilidad netamente práctica a las teorías de la comunicación.
Llámenme insensible, poco observador. Pero existe arte que es efímero. Performance. Cositas que comenzaron a suceder hace un par de líneas y ahora mismo ya se han consumado.
Y yo sospecho que Dios es un artista.
De no tener tanta prisa, podríamos disfrutar de la exposición permanente de su obra en la extensa galería del universo.
Todo lo escrito en los párrafos anteriores tiene la finalidad para explicar (¿justificar? ¿excusar?) la parca descripción de sensaciones a las diferentes situaciones que me han sido planteadas en la presente tarea de la materia de Publicidad. Mi mente no tiene la capacidad de remitirme a sensaciones con la misma intensidad que cuando me encuentro percibiendo los instantes. Sí… temo que suena a una explicación sensata, cortesía de mi lógica instantánea.
Aun así, haré un esfuerzo. Pero de antemano me disculpo por lo chafas y/o hirientes que pudiesen lucir/sonar mis respuestas a los ojos/oídos del público conocedor… ¡Perdón! Es que hay cosas que no necesitan ser pensadas dos veces (la falta de autenticidad también se percibe) así que ahí va. Lo primero que pasa por mi mente. Como las pruebas psicológicas de asociación.
¿A qué sabe un atardecer en el mes de octubre?
A una rola de Miguel Bosé que habla acerca de un amigo suyo que murió en el frente de batalla.
¿A qué huele un amanecer en el río?
¿El río Lerma a la altura del valle toluqueño? A una curiosa combinación de fosa común de la segunda guerra mundial, mierda congelada (ahí hace mucho frío) y kriptonita tóxica, lo cual debilita considerablemente a los superhéroes que tenemos que pasar volando por ahí para asistir a la escuela.
¿Qué tocas cuando tocas la piel de una naranja?
Las cuerdas del contrabajo que nunca tendré. Aunque la naranja no suena tan padre.
¿Qué observas en la mirada de un bebé?
Desdén puro hacia la integridad de los objetos libres de humedad. También un poquito de inocencia.
¿Qué observas en la mirada de un asesino?
A veces son buenos para fingir (y yo soy malo para observar). Probablemente observe un millón de cosas antes de caer en cuenta de que se trata de un asesino.
¿Qué olor percibes cuando estás en el centro de la ciudad?
Seguro que esta sensación la tengo más presente que cualquier atardecer de octubre. Huele a un montón de historias dignas de contar.
¿Qué escuchas en una noche de invierno?
Los cascabeles de Santa y el incesante galope de su jauría de renos hambrientos. No, eso sólo me lo imagino. Escucho un exceso de villancicos transformados en horribles jingles publicitarios. De repente sí me desespero. =S